viernes, 17 de diciembre de 2010

El delicado equilibrio entre la compasión y la justicia

Hace poco me llegó un "mail cadena" pidiendo una donación de $4 para juntar, entre un millón de personas, los cuatro millones de pesos (un millón de dólares) que se necesitan para curar a una niña de una enfermedad con un nombre tan complicado que ni recuerdo.

Quería a partir de este hecho, elaborar la siguiente reflexión:

- por un lado es cierto que uno debe dejar fluir las cosas. Cada uno de nosotros está experimentando algo y cuando uno lo experimenta, todos aprendemos de eso. Por eso somos todos Uno, y entre todos vivimos la experiencia de la vida.

- por otro lado está la opinión, que ayuda a analizar y comprender esa experiencia para sacar algo valioso.

El asunto es que el hombre lucha siempre contra la naturaleza. Se niega a aceptar las cosas como son. ¿Cómo son? pues así: éste no es el mundo que Dios quiere para nosotros. Él tiene para nosotros otro mundo, uno perfecto y auto-efulgente, luminoso.
Pero nosotros preferimos éste y luchamos contra lo inevitable para conquistarlo y decir con nuestra terquedad y orgullo habituales: "las cosas son como YO digo, no como Dios dice".

La muerte es inevitable. Podrás vivir millones de años, como Brahma o los semi-dioses de planos superiores, pero la muerte llega y te ves forzado a abandonar el cuerpo que estás utilizando.
La medicina lucha contra eso, porque es mayormente atea. La gran mayoría de los científicos que trabajan para la medicina no creen que haya un Dios, una Inteligencia que diseñó todo y que gobierna todas las cosas. Ellos luchan contra el nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte; pero estas cuatro fuentes de sufrimiento no pueden ser evitadas ni eliminadas, a lo sumo pueden ser aliviadas (la enfermedad) o retardadas (la vejez y la muerte).

Dios tiene varios rostros, básicamente dos: el mundo donde Él personalmente vive es su rostro luminoso, llamado "mundo espiritual". En cambio este mundo, que depende de luminarias como las estrellas, el sol y la luna, es un mundo oscuro y sombrío. No es el mundo donde seremos "felices por siempre". No es así.
Es solamente un lugar de paso donde aprendemos todo lo que no se debe hacer y por qué lo que se hace en el mundo espiritual es lo correcto. Aprendemos justamente haciendo todo lo que no se debe, porque se aprende del error.

Pero no estamos condenados a equivocarnos eternamente. Cuando hayamos aprendido todo lo que debemos aprender, nos retiraremos para siempre de este mundo e iremos a vivir con Dios en el mundo espiritual. Otros tomarán nuestros lugares aquí y realizarán su propio aprendizaje.

Sin duda muchos intentarán la famosa "cadena del millón de dólares". No creo que resulte. Es una lucha sin sentido contra lo inevitable.

Pero bueno, es mi opinión. No soy yo quien sufre lo que sufrirán esos padres. Pero yo sigo la filosofía que implica que todo lo que me sucede lo he generado yo mismo, o sea la filosofía de la responsabilidad. Mejor harían las personas en tratar de cambiar todos sus malos hábitos que en tratar de remediar los resultados de los mismos. No prejuzgo: yo no sé si los padres de esa niña hicieron esto o aquello en el pasado o en su vida anterior, pero la ley de acción y reacción rige el universo en todos los ámbitos y es el instrumento del juicio de Dios. De otro modo tienes que concluir que Dios es injusto al haberles puesto en esa situación.

Yo creo en la Justicia perfecta que rige éste y cualquier universo. No digo que no seamos misericordiosos y solidarios. Pero existe un equilibrio entre esa compasión y la justicia. De otro modo me vería obligado a solucionar cada problema de cada persona que se me cruza por la calle. Desgraciadamente, la mayoría de los cultos y religiones han malinterpretado las enseñanzas originales y se han puesto demasiado del lado de la compasión con sus profundos sentimientos, olvidando la justicia, o bien demasiado del lado de la justicia con su "sangre fría", olvidando la compasión.

Así que para concluir, cada uno sabrá juzgar cuál es el delicado y dinámico equilibrio entre compasión y justicia que corresponde a su propia existencia, y elegir así el camino que quiere transitar.

NOTA: En el mundo espiritual no existe este problema, ya que nadie comete errores y todos tienen lo que quieren y necesitan. Pero dicha infalibilidad y abundancia se alcanzan, justamente, después de viajar por los mundos materiales y llegar a las conclusiones correctas.

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