Personalmente, y según lo que explico en el documento que vinculé en la entrada anterior, concibo que no se trata de que proyectamos nuestra
sombra como si fuera algo que está en nosotros, sobre los otros. De ser
así, seríamos responsables de todas y cada una de las personalidades
ajenas.
Más bien debemos comenzar a pensarnos en plural, como
comunidad. "El otro es un espejo de mí", no significa que yo tengo lo
que veo en él, significa que él es una parte del todo al cual yo mismo
estoy integrado, y como tales, como partes del todo, reflejamos
distintos aspectos de ese todo.
En resumen se trata de descentrarse: no soy yo el que se refleja en los
demás (como si yo fuera el origen o centro del universo), ni tampoco al
revés (mi vecino es el centro), más bien todos somos reflejos de todos
(un universo sin centro aparente, a menos que se crea en Dios, entonces
Dios sería el centro).
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Edición febrero 2014:
Es hora de plantear el "big multibang". ¿Por qué ese afán de encontrar un único origen para todo? Entonces surge la competencia: "Yo soy el origen de todo", dice uno, "No, Yo soy el origen de todo", grita el otro....
¿Y si el origen fue múltiple y simultáneo? ¿Si, como dice la Biblia, los "Elohim" (palabra plural) fueron los creadores, los existentes originales?
Eso significaría que nuestro modelo ideal, si queremos llegar al estado de ser "Elohim", consiste en aprender a:
COORDINAR (mente-pensamientos-conocimiento)
COMULGAR (corazón-emociones-amor)
COLABORAR (cuerpo-acciones-poder)
En definitiva, SER (uno en la diversidad) (un mismo propósito, diversidad de puntos de vista y de costumbres)...
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